martes, 3 de septiembre de 2013

Por Roberto Birri*

Una democracia participativa es una mejor democracia, porque permite a la ciudadanía ejercer una influencia directa en el proceso de selección de candidatos. Participar es igualar, lo que equivale a construcción colectiva. Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) nacionales reflejan este mecanismo, son un salto de calidad institucional que ayuda a garantizar una democracia más sólida. Ahora, el siguiente “paso”. Este implica concretar uno de los puntos de la reforma política aprobada en 2009 y aplicar el modelo en la provincia de Córdoba, para cargos provinciales y municipales. Para tal fin, hemos presentado un proyecto de ley en la Legislatura de Córdoba. Las Paso se implementaron por primera vez el 14 de agosto de 2011 en todo el territorio nacional para elegir candidatos a presidente y vice, diputados nacionales en todas las provincias, y senadores nacionales en ocho distritos. Se logró un alto nivel de participación del electorado, con una concurrencia a las urnas del 78,67 por ciento de los electores inscriptos en el padrón general. Esta cifra no sólo estuvo dentro de los parámetros habituales para las elecciones generales sino que, inclusive, se ubicó algo por encima del nivel de participación de las anteriores elecciones presidenciales. En todo el territorio nacional, sólo una provincia las ha incorporado para designar candidatos a cargos provinciales y municipales: Santa Fe, a través de la ley número 12.367. En Córdoba no se implementó aún; pero la Ley de Régimen Jurídico de los Partidos Políticos establece que se deberá sancionar una ley que reglamente en todos sus aspectos las ele­cciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias, para elegir los candidatos a cargos públicos determinados por el régimen electoral. Algunos legisladores estamos abocados a esa tarea. Pretendemos que Córdoba democratice el proceso de selección de candidatos, porque creemos que los sistemas electorales son perfectibles, superadores de la especulación política de las dirigencias partidarias. Partimos de un diagnóstico que debe resolverse: la falta de democratización interna de los partidos políticos. Actualmente, a la hora de elegir los candidatos provinciales que se postularán de manera definitiva en las elecciones, la prerrogativa la tienen los afiliados a un determinado partido político. Esto redunda en un proceso de selección en manos de cúpulas partidarias, sin participación del total de la ciudadanía. La situación no sólo desalienta la democratización, sino que genera un sistema partidario atomizado, debilitado y escasamente representativo, dominado por personalidades y “estructuras partidarias”, en detrimento de organizaciones estables y democráticas. La renovación queda restringida, la percepción ciudadana es negativa, el “siempre los mismos” circula en el imaginario colectivo. Así, entonces, como una primera aproximación y solución, el sistema electoral de Córdoba debe incorporar esta herramienta para alentar la democratización interna de los partidos; contribuir a la reestructuración del sistema partidario y de la oferta electoral; incentivar la competencia electoral; dotar de mayor legitimidad y representatividad a los candidatos y a sus partidos y lograr que la definición de las candidaturas sean resueltas con la participación de todos los ciudadanos. De hecho, en las últimas elecciones, los partidos, frentes o alianzas que la utilizaron en la provincia de Córdoba hicieron más atractiva y competitiva su oferta electoral. En definitiva, promovemos mejorar el sistema, que la ciudadanía sea protagonista de su propio destino, poniendo al servicio del ciudadano los poderes del Estado. Este es el camino para avanzar en el completo desarrollo de la gestión pública, de modo tal que la elección, la ejecución y el control queden sustentados en prácticas legítimas, ancladas en el pueblo. 

*Legislador provincial por el Partido Socialista

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