viernes, 2 de mayo de 2014


Por Roberto Birri, legislador provincial, miembro de la mesa nacional del Partido Socialista. 

Se acaba de presentar en sociedad el FRENTE AMPLIO UNEN. Decididamente es una buena noticia que ocho organizaciones políticas decidan trabajar en un proyecto común. Lo es también para los cordobeses. Ya en aquel 30 de diciembre del 2013, en Rosario, los presidentes de los partidos integrantes habían expresado, documento mediante, “la firme voluntad de conformar una coalición política de orden nacional, que brinde a la Argentina una alternativa de gobierno, en procura de una sociedad solidaria, participativa, sin desigualdades, para quienes la educación de niños y jóvenes, y el bienestar de nuestros ancianos, sea el centro de las políticas públicas, donde ciudadanas y ciudadanos a través del trabajo honesto puedan construir su propio porvenir”. Este paso en Argentina se enmarca en la línea de experiencias regionales previas, lo que permite ver con optimismo el desafío que el Partido Socialista, Unión Cívica Radical, GEN, Libres del Sur, Coalición Cívica ARI, Proyecto Sur, PSA, y el Frente Cívico Córdoba han asumido. El Frente Amplio uruguayo y la Concertación chilena (hoy Nueva Mayoría) son un espejo donde la novel coalición nacional puede mirarse. Pero también los hay hacia adentro; en nuestro país la experiencia del Frente Progresista en la Provincia de Santa Fe, liderado por el socialismo, marca un precedente fundacional de aquello que el FAU busca construir a nivel nacional. También Córdoba tiene su impronta de gobernabilidad unida, como es Rio Cuarto, donde ha demostrado competitividad electoral y gestión de gobierno el frente programático, en el que conviven la UCR, el Partido Socialista, y el Frente Cívico. Es cierto que restan 16 meses para el próximo turno electoral, sin embargo los tiempos de construcción, trabajo y bases hacia el 2015 se aceleraron, luego de una década que nos deja más de 10 millones de pobres, 40% de trabajo informal, 20% de jóvenes que no estudian, ni trabajan, inflación, y 500.000 hogares indigentes; en definitiva una Argentina desigual, que motiva la decisión de iniciar el camino ahora. Otras cuestiones también lo explican; el sueño kirchnerista de una Cristina eterna ha quedado sepultado, y las posibilidades de un cambio, a diferencia de las dos últimas elecciones presidenciales, son reales y concretas. Será, el próximo año, inédito en términos de recambio político en los poderes ejecutivo y legislativo, el mayor luego de 1983. Sabemos que así como la realidad cambia, también deben cambiar las propuestas políticas para abordarla. Un partido solo no puede gobernar. La complejidad y diversidad de problemas del país, hizo imprescindible que el progresismo reuniera las fuerzas necesarias para iniciar un proceso transformador, que hoy resulta la novedad de la política Argentina. No son pocas las virtudes que ofrece el armado progresista: la presencia territorial en toda la geografía nacional del radicalismo; dirigentes de probada honestidad y capacidad de gestión como Hermes Binner; la raíz peronista que aporta el Frente Cívico; la convicción de competir en las PASO, otorgándole a la ciudadanía el poder de elegir la referencia presidencial; y la decisión de trascender el 2015, más allá del resultado, para evitar cualquier tufillo meramente electoralista. No es poco para un país surcado por el cortoplacismo, signado por la escasa vocación de diálogo y de acuerdos constructivos y duraderos. Debe, asimismo evitar, cualquier tentación al atajo. Se han escuchado algunos cantos de sirenas en relación a posibles acuerdos que poco condicen con el sesgo de una matriz progresista, de centro izquierda, con el cual el Frente Amplio nace. Sería un error apartarse de ese camino. Las organizaciones políticas tienen la obligación de transmitir certezas a la sociedad, siendo previsibles, coherentes y consecuentes a sus principios fundacionales. En la política de alianzas no vale todo. No confundimos política y aritmética, porque en política hay sumas que restan, y restas que suman. Este frente será más vigoroso en caso que se exprese en cada uno de los 26 distritos que conforman la Argentina. Córdoba, por peso propio, no puede quedar fuera de este concepto; no son pocas las dificultades que el desafío ofrece, pero superando escepticismos, y privilegiando lo colectivo a lo individual, podremos hacer un formidable aporte a la construcción nacional. Con sensatez y generosidad los dirigentes cordobeses que hemos adherido al lanzamiento del Frente Amplio Unen, tenemos la oportunidad de expresar el pensamiento de miles de comprovincianos, que ven en la flamante coalición una alternativa real de gobierno. Como decía Ernesto Sábato: “hay que creer para ver”. El tiempo será testigo si este frente llegó para quedarse y se constituye, como lo sostiene su compromiso fundacional, en una nueva referencia política que sea capaz de unir un nuevo modelo económico-productivo, político-institucional y socio-cultural.

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