Por Viviana Yawny. Concejal del Partido Socialista.
Un aniversario más se cumple del último golpe de Estado sufrido en la vida institucional de nuestro país que inició el tiempo más terrible de nuestra historia, que recordamos con dolor y al que los argentinos no queremos nunca más volver.
En esta fecha reflexionamos sobre los derechos humanos violentados, cercenados, exterminados no sólo de los 30 mil detenidos-desaparecidos cuyo destino final se desconoce y de los 500 niños nacidos en cautiverio, apropiados y que aún hoy desconocen su verdadera identidad, sino también de los miles de argentinos que sufren las secuelas de la represión y de la impunidad posterior, en especial los familiares de los desaparecidos, los que soportaron como presos políticos las cárceles de la dictadura y los exiliados obligados a residir fuera de su país durante años.
Si bien es cierto que, desde la vuelta al orden constitucional, la lucha incansable de los organismos de derechos humanos, acompañados por el reclamo de gran parte de la sociedad, obtuvo grandes victorias, como la nulidad e inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final realizadas por el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia; la restitución de la identidad de más de 80 jóvenes apropiados; la recuperación de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio; la apertura y el avance de causas judiciales por delitos de lesa humanidad en todo el país; aún queda mucho por hacer y luchar, porque lejos estamos de hablar de un estado pleno de derecho
Debemos aprovechar estas fechas históricas para reflexionar sobre los derechos que nos faltan, convencidos de que la verdadera defensa de los DDHH no debe ser sólo la lucha por la memoria y contra las violaciones cometidas por el terrorismo de Estado, sino también la lucha por una sociedad tolerante, no discriminadora, con condiciones de igualdad de oportunidades para todos y todas.
Debemos tener bien claro que no son DDHH sancionar leyes antiterroristas que sólo buscan poner límites a la protesta social con la excusa de combatir el lavado de dinero; tampoco son DDHH llevar adelante políticas productivas extractivistas como la megaminería contaminante y el monocultivo de la soja, que despojan del derecho humano a un ambiente sano, y que desplazan a los pobladores y pueblos originarios, sólo para el beneficio de las multinacionales y de los capitales nacionales concentrados en connivencia con el poder político.
Debemos reflexionar sobre cuánto nos falta progresar en materia de DDHH cuando tenemos 10 millones de pobres, un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan, y cuando uno de cada tres trabajadores está en situación precaria e informal; cuando tenemos en nuestra provincia un Código de Faltas de concepción autoritaria, con profundo sentido discriminador y de persecución de los sectores sociales más desprotegidos de Córdoba.
Nos debemos la reflexión sincera y despojada de demagogia sobre lo que representan los DDHH de cada uno de los argentinos en honor a nuestras mujeres y nuestros hombres perseguidas/os, secuestradas/os, torturadas/os, asesinadas/os y desaparecidas/os, por los bebés robados y por tantos jóvenes que buscan su identidad.
Nos debemos aún y para siempre el reclamo de Justicia y el derecho a saber, así como también el reclamo permanente de salud, educación, justicia y trabajo para todos, reivindicando la memoria, aprendiendo del pasado y proyectando un futuro donde lo esencial sea además que todos los hombres puedan vivir con dignidad y se respeten sus derechos fundamentales.
Nos debemos reforzar la convicción de que la democracia es un valor que se construye día a día, que se consolida cuando disminuimos el espacio de la injusticia y se debilita cuando la realidad de la miseria, la exclusión y la marginación se abalanzan sobre nuestros pueblos.
Cuánto nos debemos aún en materia de derechos humanos...
Publica originalmente en: http://www.puntal.com.ar/noticia_comen.php?id=167997
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