La revolución tecnológica hace posible investigar millones de datos en sólo un instante, divulgarlos en red a escala mundial y poner sobre la mesa las leyes que reproducen el capitalismo generando cada vez más y más injusticia, pobreza y desigualdad. El poder sobre los asuntos comerciales del planeta se sigue consolidando en sólo 500 grandes empresas y grupos económicos, con ingresos que en 2011 superaron la tercera parte del PIB mundial.
La buena noticia es que, en democracia, las plataformas tecnológicas no se encuentran sometidas a un control jerarquizado, los orígenes de Internet permitían vislumbrar esta oportunidad, que la sociedad civil se organice en una nueva forma, más allá de las regulaciones del Estado y del Mercado hay miles de personas que buscan consolidar estructuras distintas que permitan proyectar un futuro más equitativo y sin resignación.
En la Argentina tenemos que salir de la enorme trampa dicotómica que implica optar por gobernantes corruptos, que repartieron excedentes sin cambiar realmente las estructuras de poder, o élites corporativas que están actualmente en el Gobierno y derrochan falsas promesas de pobreza cero. No queremos compartir excedentes ocasionales que les sobran a los corruptos, ni queremos esperar que derrame a las mayorías un poco del crecimiento de la riqueza de las élites.
El informe Panamapapers alumbra los problemas que nos toca transitar y nos muestra vívidamente que somos testigos privilegiados un hecho histórico en la humanidad, el fin de una época. Si millones de ciudadanos se deciden y pasan de la indignación, que ha colmado calles y plazas, y se animan a construir una nueva comunidad, es el fin de época y el inicio de otra, en pos del bien común, proyectando un presente y futuro mejor para nosotros y nuestros hijos.
Aprendamos del informe Panamapapers. Es inmoral tener riqueza en paraísos fiscales donde se evaden impuestos cuando hay millones de niños que no tienen lo mínimo indispensable para poder sobrevivir. Provengan de donde provenga esas riquezas. Estén declaradas o no. Sea Secretario de un Presidente o el mismísimo Presidente, un jugador de fútbol, un artista o le que fuere. Es Inmoral.
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